BLOG DE JOSÉ ANTONIO DONCEL DOMÍNGUEZ (I.E.S. LUIS CHAMIZO, DON BENITO, BADAJOZ)

sábado, 5 de noviembre de 2011

La conquista de la Antártida: El último reto


Amundsen, el noruego que conquistó el polo sur jugó acertadamente la baza de sus perros de trineo.
La Antártida ha sido siempre una tierra misteriosa. Durante siglos se especuló con la posibilidad de que existiera tierra más al sur de los continentes ya conocidos, pero si alguien la vió nunca trascendió. Probablemente fueron cazadores de focas y balleneros los primeros en llegar a las costas antárticas, ya que en sus expediciones se aventuraban cada vez más al sur buscando nuevas presas. Sin embargo, sus descubrimientos no salían a la luz para evitar la llegada de competidores. A mediados del siglo XIX (hacia 1840) algunas expediciones de diferentes países (Francia, Gran Bretaña y Estados Unidos) recorrieron sus costas y pudieron darse cuenta del enorme tamaño de aquellas tierras, estaba claro desde ese momento que se trataba de un nuevo continente. Para entonces el ambiente general era muy favorable a la exploración de nuevos territorios. Era la época de la expansión colonial y la creación de grandes imperios mundiales. Las potencias europeas se repartían el mundo y hasta el último confín del planeta llegaban exploradores y soldados europeos. Todo ello fue posible gracias a los avances científicos y en la navegación, pero también al deseo de aventura de unos pocos y al interés de las potencias por controlar nuevas tierras donde obtener nuevos recursos y ganar prestigio. La exploración de un nuevo territorio significaba poder reclamarlo después. A principios del siglo XX, con todo el mundo repartido, la última frontera, el último confín en ser conocido eran los polos. Llegar a ellos se había convertido en un gran reto para todos los grandes países y se inició una carrera para su conquista. El Polo Norte fue alcanzado por primera vez en 1909 por el estadounidense Robert Peary, y en esta misma fecha ya se habían realizado dos intentos frustrados por llegar al Polo Sur: R.F. Scott en 1902 y Ernest Shackleton en 1909. Este último estuvo a tan solo 156 km. de su objetivo y tuvo que regresar. Le escribió a su mujer: "He pensado que preferirías un burro vivo a un león muerto".
La única foto de Amundsen en el Polo Sur
Sin embargo, la verdadera carrera por el Polo Sur se inicia en 1911, entre dos expediciones, la noruega de Amundsen y la británica de Scott. La gloria fue para Amundsen que había preparado mejor su expedición. Esta incluía un especialista en perros, un conductor de trineos, un campeón de esquí y un arponero de ballenas. Con la ayuda de esquís y trineos arrastrados por 116 perros de raza groenlandesa, llegaron al polo el 14 de diciembre de 1911. Regresaron todos sanos y salvos y había tardado 97 días. En el polo el noruego dejó una tienda de campaña con una bandera de su país, junto con parte del equipamiento que no necesitaba y dos cartas, una dirigida al rey noruego Haakon y otra a Scott en la que con cierto "recochineo" decía: "Estimado capitán Scott: como probablemente será usted el primero en llegar a esta zona después de nosotros, le ruego que tenga la amabilidad de enviar esta carta al rey Haakon VII. Si cualquiera de los artículos dejados en la tienda le es de alguna utilidad, no dude en aprovecharlo. Con afectuosos saludos, le deseo un seguro viaje de regreso. Atentamente, Roald Amundsen".


Miembros de la expedición de Scott
La expedición de Scott no tenía perros

Scott y su equipo de cuatro hombres, llegaron al polo sur un mes después. Iban más lentos y arrastraban el material ellos mismos. No contaban con la ventaja de los perros, que ayudaban en el transporte y a la vuelta podían ser sacrificados como provisiones. En el viaje de vuelta murieron todos a causa del hambre, la decepción y las duras condiciones climatológicas: se sucedieron las vestiscas y tormentas y las temperaturas superaron los 40 grados bajo cero. Habían recorrido 1.300 km y estaban a menos de 20 de un depósito lleno de víveres. Sus cuerpos se encontraron seis meses después, congelados junto al diario de viaje. En su diario había palabras de gran valor y desesperación que conmovieron a los ingleses y convirtieron a Scott en héroe nacional:
"Me gustaría tener una historia que contar sobre la fortaleza, resistencia y valor de mis compañeros que removería el corazón de todos los ingleses. Estas torpes notas y nuestros cuerpos muertos contarán la historia (...)"
"No sé si he sido un gran explorador, pero nuestro fin será testimonio de que en nuestra raza aún no han desaparecido ni el espíritu del valor, ni la fuerza para resistir el sufrimiento"(...)
"Ya toda esperanza debe ser abandonada. Esperaremos hasta el fin, pero nos debilitamos gradualmente, la muerte no puede estar lejos... No puedo escribir más. ¡Por el amor de Dios, cuiden de los nuestros!"(...)
Diario de Scott

La conquista de los polos fue obra de hombres como Amundsen o Peary, ellos se llevaron la gloria y el reconocimiento de la época. Sin embargo, la historia convirtió a los fracasados en los héroes más destacados. Este es el caso de Scott, más conocido que el propio Amundsen, y también el de Ernest Shackleton, cuya expedición pretendía cruzar el Polo Sur y fracasó, pero terminó protagonizando una de las mayores gestas de la historia de la navegación. La razón la encontramos en el comportamiento heroico de ambos -Scott murió como un valiente y Shackleton consiguió lo imposible-  pero también en el hecho de que eran ingleses, ciudadanos de la por entonces nación más poderosas de la Tierra.
Ernest Shackelton
En agosto de 1914, recién declarada la Primera Guerra Mundial, Ernest Shackleton y su tripulación partieron hacia los mares australes para intentar la primera travesía a pie de la Antártida. Para la historia ha quedado el texto del anuncio que Shackleton  publicó en la prensa británica para reclutar a su tripulación.: "Se buscan hombres para un viaje peligroso. Sueldo bajo. Frío extremo. Largos meses de completa oscuridad. Peligro constante. No se asegura retorno con vida. Honor y reconocimiento en caso de éxito".
Shackelton era consciente del reto que tenía delante: "Desde el punto de vista sentimental, es el último gran viaje polar que puede emprenderse. Será un viaje más importante que ir al Polo, y creo que corresponde a la nación británica llevarlo a cabo, pues nos han derrotado en la conquista del Polo Norte y del Polo Sur. Queda el viaje más largo e impresionante de todos: la travesía del continente".
Itinerarios de la expedición de Shackelton en el Endurance

El 18 de julio de 1915, en el helado mar de Weddell y a sólo 160km de su objetivo, el "Endurance" quedó atrapado entre las placas de hielo. Tras nueve meses la tripulación tuvo que abandonar el barco, destrozado por los embates del hielo. Shackleton proyectó alcanzar a pie tierra firme, situada a 480 Km al noroeste. Pero las diferentes incursiones resultaron prácticamente imposibles por lo que establecieron el "campamento Océano", esperando que la deriva del hielo  los acercara a tierra. Nuevamente reanudaron la marcha, arrastrando las tres barcas que llevaba el barco, pero tuvieron que replegarse y acampar en el que llamaron "Campamento Paciencia". Cuando el hielo donde estaban corría el riesgo de romperse decidieron lanzarse a navegar. El 9 de abril de 1916 partieron en tres botes rumbo a la isla Elefante, a la que arribaron tras siete días de navegación.
A sabiendas de que ninguna nave llegaría jamás a la isla, Shackleton partió el 24 de abril con cinco marineros en el bote James Caird hacia los centros balleneros de South Georgia, dejando a su segundo a cargo de los veintidós expedicionarios.
Tras 17 días de peligro extremo y casi 1.300 km de viaje, alcanzaron South Georgia, consumando una de las máximas hazañas de la historia de la navegación. Tuvieron entonces que cruzar sus montañas y glaciares, llegaron a las estaciones y organizaron el rescate de sus hombres. Tras cuatro largos meses, lo conseguirían. "No se ha perdido ni una vida y hemos pasado por el infierno", concluía Shackleton.
A bordo del Endurance viajaba el gran fotógrafo australiano Frank Hurley. Aquella sería su segunda visita a la Antártida, ya que había documentado una expedición dirgida por su compatriota Douglas Mawson. Hurley estaba especialmente dotado para las situaciones más difíciles y era capaz de soportar las peores condiciones para captar una buena imagen.
En su diario Hurley decía: "Es imposible concebir, incluso para nosotros, que estamos viviendo en una colosal bolsa de hielo y que sólo cinco metros de agua helada nos separan de tres mil metros de océanos, mientras viajamos al capricho del viento y las mareas hacia Dios sabe dónde".
Mientras, no paró de realizar excepcionales fotos que dejaron huella de la increíble experiencia que estaban viviendo. Ahí van algunas de ellas:


El Endurance queda atrapado en el hielo

El Endurance  atrapado en el hielo
Hurley toma imágenes junto al barco





El Endurance atrapado


El Endurance atrapado. La tripulación con sus perros


Ls hielos presionan el casco del Endurance
El Endurance es destruido por los hielos









   

La expedición arrastra los botes en la banquisa tras el hundimiento del barco


Campamento de Shackelton en el hielo
El bote James Caird se hace a la mar en busca de ayuda desde la isla del Elefante
El bote se aleja hacia la incertidumbre y el resto de la tripulación los despide

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